miércoles, 19 de marzo de 2014

LA EVOLUCIÓN DE LAS PLUMAS

Hace doscientos millones de años, mucho antes de la aparición de los primeros hombres, las únicas criaturas voladoras que existían eran los insectos.
En aquella época, un pequeño animal parecido al lagarto, poseedor de miembros provistos de pliegues en la piel, comenzó, de salto en salto, a planear por entre los árboles en los que vivía. Desde esos humildes principios, se evolucionaría progresivamente hasta los reptiles voladores gigantes que fueron dueños de las alturas durante varios millones de años.
Esos reptiles planeaban más que volaban, mediante alas membranosas cuya envergadura podía alcanzar hasta diez metros. Eran alas pesadas, difíciles de replegar cuando el animal se posaba y en caso de desgarrarse, el reptil ya no podía volver a volar.
Esta dificultad fue superada en el curso de la evolución animal, gracias a un órgano nuevo: LA PLUMA
En 1861 se descubrieron en una cantera calcárea de Baviera, Alemania; rededor de 150.000.000 de años
La criatura se había fosilizado en unas calizas de grano tan fino, que hoy es posible ver con toda claridad las impresiones de sus plumas alrededor del esqueleto.
Archaeopteryx constituye casi con seguridad el eslabón entre los reptiles y las aves actuales, ambos muy diferentes en cuanto a la conformación de sus esqueletos. Según la mayoría de los paleontólogos, evolucionó a partir de alguno de los pequeños reptiles bípedos corredores que se desplazaban erguidos en vez de en cuatro patas. 



Éste fósil tenía plumas; un rasgo característico e inconfundible de las aves. La manera en que ellas estaban distribuidas sobre sus alas es muy parecida a la de las aves actuales y esto hace pensar que las empleaban para volar. Sin embargo, es probable que su vuelo no haya tenido la potencia del de las aves actuales, y tal vez se limitaba a desplazamientos cortos de un árbol a otro empleando tanto el aleteo como el planeo.
Las aves tienen una estructura física muy especial: las partes pesadas, sobre todo los músculos de las alas y de las patas, se distribuyen alrededor de la caja torácica y de la columna vertebral. Eso les permite mantener el equilibrio tanto en el aire como en la tierra.




El Archaeopteryx; de reptil tenía escamas, hocico, dientes y una cola ósea larga. De ave: plumas, patas propias para posarse en las ramas y un hueso que en las aves cumple  la función de nuestras dos clavículas. 

Las aves, poseen un gran hueso frontal –el esternón- (en forma de quilla) en el cual están adheridos los grandes músculos que mueven las alas y permiten el vuelo. Archaeopteryx no tenía ese hueso por lo que se supone que su vuelo se limitaba al planeo.

En la evolución, la aparición de las plumas diferenció definitivamente a las aves de las demás especies animales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario